Hoy, lunes 9 de octubre, se ha presentado en Madrid el proyecto educativo Habilidades no cognitivas, desarrollado desde la Cátedra de Autismo de la Universidad de Murcia, que se va a implantar en fase piloto en 15 colegios de la Comunidad de Madrid. En la presentación ha estado presente, Francisca Tomás Alonso, Vicerrectora de Transferencia, Emprendimiento y Empleo.
El proyecto de investigación Habilidades no Cognitivas se ha desarrollado con financiación de la Fundación Séneca y con un proyecto nacional del Ministerio de Economía y Competitividad Retos de la Sociedad 2016. Este proyecto ha sido calificado de prioritario para la lucha contra el acoso escolar, el abandono educativo temprano y la inclusión educativa por la Consejería de Educación. Actualmente está en marcha en 45 colegios de la Región de Murcia.
El proyecto trabaja la autorregulación en el aula con materiales propios y formación desde los 4 años hasta el final de la Educación Primaria, y beneficia a todos los niños, en particular a los que más dificultades de autorregulación tienen, como son los que proceden de hogares en riesgo de exclusión social o los que presentan dificultades de aprendizaje como el déficit de atención o trastornos del desarrollo como el autismo.
El equipo de investigación de este proyecto está dirigido por Ildefonso Méndez Martínez y formado por investigadores de economía de la educación, educación, psicología, neuropsicología, el equipo de neuropediatría del HUVA, psiquiatras infantiles, el Equipo Específico de Dificultades de Aprendizaje de la CARM, miembros del Equipo Específico de Autismo de la CARM, maestros de pedagogía terapeútica, de audición y lenguaje, de infantil y primaria y terapeutas que trabajan con niños con TEA.
El proyecto fue presentado este mes de agosto por el profesor Méndez en las Universidades de California y Arkansas a petición de ellos.
Personajes que captan el interés de los niños
La iniciativa desarrolla unos personajes que captan el interés de los niños y que sirven para crear y reforzar en ellos hábitos de autorregulación, descargando su memoria operativa y haciendo más probable que se pueda cumplir la norma.
La evidencia científica demuestra que trabajar la autorregulación en la escuela es la clave para que los niños mejoren tanto su rendimiento como sus habilidades emocionales y sociales. A su vez, estas mejoras conducen a una reducción en los niveles de acoso y violencia escolar, mayores y mejores expectativas educativas, menos abandono educativo temprano y, en definitiva, mayor bienestar a lo largo de la vida.