Trabajadoras del servicio de limpieza de la Comunidad Autónoma se han concentrado hoy frente a la Consejería de Hacienda y el Palacio de San Esteban para reivindicar "respeto" hacia la plantilla y la recuperación de las condiciones laborales que el Gobierno regional les suprimió en 2013 como consecuencia de la crisis económica, y que supuso el despido de 180 personas.
Las asistentes, en su mayoría mujeres, algunas ataviadas con el uniforme de trabajo, han portado pancartas en las que se podía leer "No somos las kellys de López Miras"; "Con la limpieza no se juega, con las personas no se negocia" o "Basta ya, no somos invisibles".
Antonio Alcaraz, presidente del comité de empresa del lote administrativo del servicio, ha explicado que el Gobierno autonómico decidió hace seis años recortar el servicio, lo que conllevó "un aumento de la carga de trabajo, de la precariedad laboral, la discriminación y el estrés, y una reducción del salario" que se mantiene hoy en día a pesar de los anuncios relacionados con la mejora de la situación por parte de los dirigentes murcianos.
"Recuperar lo que nos quitaron es de justicia", ha sostenido Alcaraz, quien ha alertado además de que el descenso del número de empleados no ha ido de la mano de una reducción de la carga de trabajo porque la Comunidad Autónoma está obligada por una normativa comunitaria de 1989 a cumplir con "un mínimo nivel de higiene y salubridad" en las instalaciones de su titularidad.
Al final, "quien paga es el trabajador, la plantilla", formada en un 98 por ciento por mujeres, mientras "las empresas presentan ofertas al menor coste y la Administración las exoneran de obligaciones", ha añadido.
Preguntado sobre qué le diría al presidente de la Región, Fernando López Miras, Alcaraz ha señalado que le pediría "sentido común" y "que cumpla con los acuerdos" pues los trabajadores "ya se han sacrificado lo suficiente y es hora de que se nos devuelva lo que es nuestro". "Es cuestión de dignidad, de salud y de lucha contra esta indecencia", ha concluido.