El concejal de Cultura e Identidad, Diego Avilés, ha informado hoy que Murcia liderará la Red de Ciudades por el Arte Barroco. Este es uno de los asuntos que se ha abordado en la reunión de la Junta de Gobierno.
El Ayuntamiento ha iniciado los trámites para la creación de este organismo, del que también formarán parte otras capitales en las que este estilo artístico está muy arraigado, como son Sevilla, Valladolid, Málaga, Granada y Valencia, entre otras.
El Equipo de Gobierno se ha puesto en contacto con los consistorios de estas ciudades para iniciar los trámites previos a la constitución de esta Red de Ciudades por el Arte Barroco.
Esta Red de Ciudades promoverá la colaboración entre sus integrantes para el intercambio de obras de arte, la obtención de fondos europeos y la celebración de muestras expositivas, además de fomentar la organización en sus sedes de diversos actos culturales.
La Concejalía de Cultura elaborará los estatutos de este órgano, que serán remitidos a la Federación Española de Municipios y Provincias (FEMP) para que los divulgue entre los municipios que integran este órgano para que todos los ayuntamientos, cuyas ciudades o localidades tengan vinculación con el barroco, puedan formar parte de esta Red de Ciudades.
Esta iniciativa forma parte del proyecto estratégico ‘Murcia Barroca', que tiene como objetivo dar visibilidad y potenciar los elementos artísticos, arquitectónicos y monumentales que la capital regional conserva de los siglos XVII y XVIII.
Al respecto, el concejal Diego Avilés ha destacado que la época barroca es considerada como el Siglo Oro de la ciudad de Murcia, ya que esta corriente inspiró la construcción de elementos monumentales tales como el imafronte de la Catedral y los conjuntos escultóricos esculpidos por el maestro Francisco Salzillo. De ellos, ocupan un lugar preferencial las obras que portan los pasos de la procesión del Viernes Santo.
El siglo XVIII quedó plasmado en el urbanismo y la arquitectura murciana, gracias al impulso del afamado Cardenal Belluga, quien utilizó su influencia en la corte del Rey Felipe V, tras el final de la Guerra de Sucesión Española, y promocionó numerosos proyectos en diferentes campos, convirtiendo a Murcia en la ciudad barroca por antonomasia.
El barroco supuso una renovación de la arquitectura, mediante el desarrollo casi industrial de artes decorativas. También favoreció la aparición de figuras relevantes de la pintura y un concepto muy particular de la escultura, recreada en la imaginería de la Semana Santa de Murcia.