El Museo Ramón Gaya se convierte durante estos días en un particular zoológico gracias a la exposición Encontrados. La muestra del creador Fabrizio Azara, que exhibe esculturas creadas a partir de objetos desechados y materiales olvidados, llega al recinto museístico como parte de su programación infantil para estas fechas navideñas.
El concejal de Cultura e Identidad, Diego Avilés, y la edil de Bienestar Social, Familia y Salud, Pilar Torres, han asistido a la inauguración de la muestra en la que cada pieza expuesta es una sorpresa; un hallazgo inesperado que transforma lo cotidiano en algo extraordinario y que promete ser el plan perfecto para toda la familia durante las fiestas, señalan desde el museo.
Azara, como escenógrafo para la compañía de Teatro Silfo, contó durante la inauguración este sábado que algunos de los «protagonistas» de sus espectáculos dejan el escenario para mostrarse en el museo. En concreto, animales que renacen a partir de unos desechos a los que el autor dota de un nuevo significado y que exploran el concepto del ‘Object Trouvé' -un «objeto encontrado» que, al ser descontextualizado, adquiere una nueva dimensión simbólica-, elevándolo a través de ensamblajes e intervenciones que cuestionan la relación entre lo cotidiano y lo artístico.
Siguiendo la tradición de los ‘Ready-mades', ‘Encontrados' convierte lo común en algo especial. Y es que, tal como señalaron desde el Ramón Gaya, «cada pieza se convierte en un portal hacia un universo alternativo, donde los restos industriales, piezas de metal, viejos muebles de madera o elementos domésticos mutan a animales que renacen, criaturas únicas: tortugas, jirafas, diversas aves, peces... La intervención del artista revela la belleza oculta en lo desechado».
La exposición, comisariada por Rafael Fuster, rescata estos objetos de su contexto teatral para presentarlos como obras de arte únicas, destacadas en un montaje sorprendente que les otorga la relevancia que merecen.
‘Encontrados' también plantea una reflexión sobre la sostenibilidad y el consumo. En una sociedad donde la obsolescencia programada y el desperdicio son parte del día a día, la exposición, relatan desde el Museo, ofrece una alternativa creativa: ver los desechos no como el final, sino como el inicio de una nueva narrativa visual. «Cada objeto tiene una historia que contar, una vida más allá de su uso inicial; una exposición para que la disfrute toda la familia».