La asociación MurciaenBici ha puesto de manifiesto el incumplimiento de la ley de Vías Pecuarias en el Cordel de los Valencianos, una de nuestras principales VV.PP, durante una actividad organizada para destacar el valor medioambiental, patrimonial y deportivo del Cordel de los Valencianos, así como para reivindicar la defensa de las VV.PP de la Región. A pesar de contar con la autorización de la Delegación del Gobierno y el acompañamiento de la Policía Municipal durante parte del recorrido, los participantes no han podido transitar por el Cordel, cuyo trazado se encuentra cortado en su tramo entre el Cabezo Blanco y la Contraparada.
La LEY 3/1995, de 23 de marzo, de Vías Pecuarias considera usos complementarios de las vías pecuarias el paseo, la práctica del senderismo, la cabalgada y otras formas de desplazamiento deportivo sobre vehículos no motorizados siempre que respete la prioridad del tránsito ganadero (art 17.1) e incluye entre las infracciones muy graves (art 21.2c) la instalación de obstáculos o la realización de cualquier tipo de acto que impida totalmente el tránsito de ganado o previsto para los demás usos compatibles.
La ruta, con 56 participantes, discurrió por carriles de la Huerta desde el Malecón por la Arboleja hasta Guadalupe disfrutando de un ambiente primaveral. Se realizaron paradas en dos Molinos (del Amor y de Funes, o de las cuatro ruedas), donde J.A. Moreno de la Asociación Huerta Viva comentó su interés patrimonial y sus problemas de conservación. Una vez en Guadalupe, la comitiva ascendió al Cordel de Los Valencianos donde coincidieron con una docena de senderistas, vecinos de la Pedanía, que se unieron al grupo de MurciaenBici para reivindicar la apertura de los caminos públicos y la protección de las VV.PP.
Ante la imposibilidad de continuar por el Cordel de los Valencianos, al estar cortado el paso, se hicieron dos grupos que deshicieron el camino para rodear los cerros y concluir en la Contraparada. El grupo de ciclistas con bicicletas todo terreno pudo contemplar los alcornoques que sobreviven en la Rambla del Talón.