La utilización del espacio para distintos eventos como la Feria de Septiembre ha supuesto una progresiva degradación del que fue jardín botánico de la ciudad. Situación agravada este verano con la realización de conciertos previo pago por parte de una empresa.
La Plataforma por la Defensa del Patrimonio Cultural de Murcia denuncia la situación que desde hace tiempo lleva viviendo el jardín del Malecón. La ausencia de un recinto de fiestas debidamente habilitado en nuestra ciudad ha tenido como consecuencia la utilización de este espacio verde como un sucedáneo de recinto ferial, tanto en determinados eventos esporádicos como, sobre todo, durante los periodos festivos de la ciudad: las Fiestas de Primavera y la Feria de Septiembre.
Es en ésta última donde la ocupación del jardín es mayor y más agresiva, situación que viene de lejos y que ha derivado en una paulatina modificación del espacio para cumplir mejor su función de lugar de celebración, olvidando su tradicional condición de jardín botánico, cuyo origen se remonta al primitivo huerto del desaparecido convento de los Franciscanos que, tras la desamortización, acabó por ser utilizado por el recién creado Instituto Provincial y su Cátedra de Agricultura para el estudio y aprendizaje de botánica, naciendo así el jardín botánico en 1845. Función que seguiría cumpliendo cuando se produjo la reforma urbana de esta zona de la ciudad en los años 70 del siglo XX, surgiendo el jardín del Malecón como tal, añadiéndosele en la década de los 80 centenares de especies vegetales y sus correspondientes carteles con el nombre científico de las mismas.
Sin embargo, esta función ha ido decayendo desde los años 90 ante la falta de un adecuado recinto de fiestas en nuestra ciudad, ausencia que ha venido supliendo más bien que mal el antiguo jardín botánico, convertido en una simple zona de instalación de casetas, así como los más diversos eventos ya sean atracciones feriales, circos, ferias de cerveza, etc. Algo a lo que este verano se ha sumado la realización de conciertos previo pago por parte de una empresa, lo que constituye una privatización en toda regla del espacio público, con el consiguiente perjuicio a los vecinos de la zona, ya de por sí bastante perjudicados por la contaminación acústica.
Esta situación ha llevado a que el mantenimiento de la colección botánica, y del propio jardín haya decaído paulatinamente, llegando a un estado de semi-abandono, con la mayoría de placas identificativas perdidas o rotas (tan sólo unas pocas fueron repuestas) y muchas de las especies de la colección desaparecidas o en muy mal estado fisiológico. De hecho, la última reforma a la que fue sometido el jardín entre el año 2002 y 2006 afianzó esta dinámica, produciéndose la tala de distintos árboles y la reconversión de zonas verdes y ajardinadas en plazas abiertas y pavimentadas para su uso, desapareciendo también el antiguo lago.
Es por esto que desde la Plataforma por la Defensa del Patrimonio Cultural de Murcia creemos que el Ayuntamiento de nuestra ciudad debe afrontar de una vez y sin más dilación el debate sobre la necesaria creación de un auténtico recinto ferial. La utilización como tal de un espacio verde, de la tradición e historia del antiguo jardín botánico contraviene las Ordenanzas Municipales a este respecto. En el caso de los conciertos privados, limitan el libre acceso y supone acotar una zona pública, algo para lo que se exige un informe previo del Servicio de Parques y Jardines que justifique la autorización.
Además, el jardín del Malecón se encuentra situado dentro de un entorno protegido, ante su proximidad con el Bien de Interés Cultural (BIC) del paseo del Malecón. Las múltiples actividades festeras del jardín y su extensión ocasional al propio paseo, junto al aumento del tráfico que se produce en una zona que no reúne las condiciones para ello principalmente la calle Gaspar de la Peña que da acceso al parking disuasorio-, perjudican la correcta conservación del monumento, cuando no lo degradan directamente.
Ni el paseo del Malecón, símbolo de Murcia, ni las zonas verdes del municipio, como el antiguo jardín botánico, deberían pagar las consecuencias de que carezcamos de un recinto ferial propiamente dicho en nuestra ciudad, a diferencia de Cartagena, Sevilla o Málaga.