Queridos cofrades y nazarenos de Murcia:
Cuando la Semana Santa toca a su fin, quiero acercar a vuestros hogares un mensaje de optimismo y de futuro, un aliento de esperanza que nos llega de quien hoy, Domingo de Resurrección, ha vencido a la muerte.
Han sido días duros, extraños, pero también días de una intensa emotividad. Que no hayamos podido vivir esta Semana de Pasión en las calles, al calor de la religiosidad popular que emana de nuestros desfiles procesionales, no significa que nuestro espíritu nazareno se diluyera. Antes al contrario. Creo que todos hemos podido advertir cómo éste ha permanecido incólume ante la adversidad, ésa que ha conseguido precisamente que vivamos esta conmemoración cristiana desde lo más profundo de nuestros corazones, más sentida si cabe que nunca.
Ojalá esta Semana Santa tan especial nos haya dejado como enseñanza la de apreciar más y mejor la extraordinaria dimensión del milagro que Jesucristo hizo por nosotros. Y es que estos días hemos tenido la oportunidad de reflexionar, serena y detenidamente, acerca de todo lo que Él, que ofreció su propia vida por nuestra salvación, nos regala cada día: la salud, la familia, las amistades,…, y tantas otras cosas verdaderamente importantes que, quizá, con el discurrir ajetreado de la vida diaria descuidamos y escapan a su justa y debida consideración. Muchas veces precisamos, como humanos que somos, ese alto en el camino, esa llamada de atención, para percatarnos de las maravillas que la mano de Dios ha puesto en nuestro camino, esas bondades auténticas con las que ciertas banalidades del día a día parecen jugar a modo de venda en los ojos. Posiblemente, esta situación que ahora nos ha tocado atravesar haya tenido como consecuencia práctica y positiva la de caer en la cuenta de todo ello. Extraigamos de la adversidad, pues, esta enseñanza provechosa. Seamos constructivos frente al contratiempo.
Es momento de mirar hacia adelante. Azules, marrones, corintos, magentas, coloraos, verdes, morados, negros, blancos…, todos, hemos rememorado estos días nuestras procesiones desde el recogimiento y el más íntimo sentimiento cofrade. Pero hay algo que me enorgullece. Y es que, pese a la paradoja del confinamiento, lo hemos hecho más unidos que nunca, sin diferencias ni individualismos de ningún tipo, sacando a relucir ante la adversidad un elogiable espíritu de cohesión y solidaridad entre nosotros que hemos de procurar mantener en el futuro. Agradezco profundamente el extraordinario trabajo que en este sentido habéis realizado los presidentes, juntas de gobierno y la maravillosa legión de cofrades que componéis las distintas cofradías murcianas. Vuestro compromiso es digno de encomio. En tiempos de zozobra habéis logrado mantener viva la esencia nazarena en el ánimo de quienes amamos la Semana Santa. Y sé, desde un profundo convencimiento, que así seguiréis haciendo.
Porque, en realidad, ésto no acaba hoy. Hoy precisamente comienza la siguiente Semana Santa, esa que en el alma y obra del cofrade se prolonga todo el año. Comencemos desde ya mismo a trabajar por ella y hagámoslo todos juntos, remando unidos en esa misma dirección que conduce a su engrandecimiento. Hagámoslo, además, con alegría. Depositemos en el Milagro de la Resurrección nuestra esperanza en la victoria sobre este mal que a día de hoy aún nos atenaza pero que, muy pronto y gracias a la intercesión divina, verá su fin.
Recibid un fraternal abrazo.
José Ignacio Sánchez Ballesta
Presidente del Real y Muy Ilustre Cabildo Superior de Cofradías de Murcia