El alcalde de Murcia, José Ballesta, junto al concejal de Cultura y Recuperación del Patrimonio, Jesús Pacheco, presentó esta mañana el proyecto de rehabilitación de la Ermita del Pilar, ubicada en el murciano barrio de San Antolín –entre las calles del Pilar y Julián Calvo–, con el que se recuperarán las fachadas y cubiertas de este emblema de la ciudad, cuyo origen se remonta a finales del siglo XVII.
“La Ermita del Pilar, historia viva de Murcia, presenta un gran componente cultural, pues por ella discurre parte de la antigua Muralla de Murcia, tramo defensivo catalogado como BIC”, destacó José Ballesta, quien adelantó que “la Ermita, que guarda más de 300 años de historia, se constituirá como un lugar de referencia para la difusión del arte sacro, ya que cuando finalicen los trabajos de rehabilitación abrirá para los murcianos con exposiciones y muestras en torno a la cultura sacra”.
Mediante este proyecto se eliminarán las filtraciones de agua que presentaban las cubiertas y fachadas. Además, los trabajos permitirán definir los tramos de la Muralla, así como las restauraciones históricas que en ella se hayan realizado y sus posibles restos ocultos.
Un espacio cultural multidisciplinar
Una vez rehabilitadas las fachadas y cubiertas, el Ayuntamiento abrirá la Ermita a todos los murcianos, constituyéndose como un nuevo centro de referencia para la cultura –actualmente el edificio está cerrado al público y abre de forma exclusiva para realizar cultos–. Fotografía, música, escultura y arte sacro son algunas de las disciplinas que se mostrarán en la Ermita y que se compaginarán con dichos cultos.
La puesta en marcha de este proyecto es uno de los objetivos marcados por el Ayuntamiento hace un año –desde junio de 2019–, con el objetivo de recuperar espacios para el disfrute de los murcianos y visitantes, así como para continuar poniendo en valor el trazado de la Muralla Medieval.
388 m2 repartidos en dos fachadas: la principal y la lateral
El Ayuntamiento destinará una inyección de 155.490,54 euros a la rehabilitación de las fachadas y cubiertas de la Ermita, un proyecto redactado por los técnicos municipales que ya ha sido aprobado por la Dirección General de Bienes Culturales, y que actualmente se encuentra en proceso de contratación.
La Ermita cuenta con dos fachadas: la principal, que da a la calle del Pilar y tiene 124,08 metros cuadrados de superficie, y la lateral, que da la calle Juan Cavo y cuenta con 264,02 metros cuadrados, sumando un total de 388,10 metros cuadrados. El edificio, de dos plantas, tiene una superficie construida de 373,80 metros cuadrados.
Entre otras actuaciones, los trabajos supondrán la limpieza y restauración de los escudos de la fachada principal, así como la sustitución de las esferas ornamentales de la torre del campanario que hayan sido desprendidas por otras de piedra natural.
Análisis de la documentación existente y criterios históricos
Las obras de restauración del edificio se realizarán atendiendo a criterios históricos y analizando la documentación histórica existente, respetando la concepción original del edificio, así como de sus elementos originales y los restos de la antigua Muralla.
El corregidor Pueyo mandó construir la Ermita tras quedar ileso de un disparo gracias a un relicario de la Virgen del Pilar
La documentación existente sobre el origen de la Ermita del Pilar data su construcción a partir del año 1681, inaugurándose, al parecer, el 27 de diciembre de 1684. La obra se realizó junto a la antigua Puerta de Vidrieros –entre la antigua Muralla y antemuralla–, que era por entonces el acceso a la ciudad desde el arrabal medieval de San Antolín.
La Ermita corrió a cargo del corregidor Francisco Miguel de Pueyo –nacido en Aragón, llegó a Murcia en 1679–. Tras ser objeto de un disparo a traición, del que quedó ileso gracias a que el proyectil se quedó incrustado en un relicario de la Virgen del Pilar que llevaba colgado al cuello, el corregidor Pueyo decidió levantar la capilla, como muestra de agradecimiento a la Virgen del Pilar. Con el paso del tiempo, la Puerta de Vidrieros quedó reducida al Arco del Pilar –demolido en 1863–, lo que obligó a levantar la fachada actual de la Ermita que da a la calle del Pilar.