La Concejalía de Salud y Transformación Digital, que dirige Esther Nevado, ha organizado unas jornadas de ‘Detección, orientación y abordaje de la conducta suicida en adolescentes', que ofrece una formación teórico-práctico a distintos profesionales como educadores sociales y trabajadores sociales, enfermeros, médicos, psicólogos, policías, farmacéuticos, docentes, tercer sector...
Mediante una metodología dinámica y participativa, el taller ofrece un espacio de debate, de escucha y de aprendizaje con un intercambio de ideas y de saberes. Los objetivos establecidos de la formación son, entre otros, la detección de riesgo y aprender herramientas de comunicación e intervención eficaz en el suicidio, así como las autolesiones y también en los momentos de crisis.
Esta actuación, enmarcada en la Estrategia de Acción en Salud Mental, se llevará a cabo esta tarde y mañana martes, en horario de 16:00 a 20:00 horas en el Salón de Actos del Centro Cultural Puertas de Castilla, siendo impartido por Loreto Medina Garrido, médico psiquiatra y responsable de la línea preventiva de Suicidio del Sistema Murciano de Salud y María Guerrero Escusa, Doctora en Psicología y Presidenta del Teléfono de la Esperanza.
La concejala Esther Nevado ha explicado que "desde el Ayuntamiento de Murcia venimos desarrollando a lo largo del año 2022 la Estrategia de Acción en Salud Mental, que incluye una serie de líneas estratégicas para poner en marcha un conjunto de actuaciones encaminadas a mejorar el bienestar psicológico y la calidad de vida de nuestra población".
"La capacitación de agentes sociales ha demostrado ser efectiva para disminuir el estigma, aumentar el conocimiento sobre la conducta suicida y mejorar las actitudes y la confianza para identificar y ayudar a personas en riesgo de suicidio", ha añadido Nevado
Las tentativas de suicidio y autolesión en la población infantil y juvenil han aumentado un 250% durante la pandemia y son la principal causa de muerte no natural entre jóvenes de 15 a 29 años. Este incremento ha llevado a que la Organización Mundial de la Salud (OMS) lo califique como un problema de Salud Pública, por ello, no debe tratarse desde un punto de vista exclusivamente clínico, sino como un fenómeno que también tiene una dimensión social.