Huermur solicitó este verano a la Dirección General del Patrimonio del Estado que recuperase la propiedad de la singular Ermita del Salitre o capilla del Vía Crucis, tras conocer la sentencia del Tribunal Superior de Justicia de la Región de Murcia que determina que el propietario sería el ministerio de Defensa.
Hace pocos días Patrimonio del Estado ha remitido un oficio indicando que "se han iniciado los trámites previstos en la Ley 33/2003 del Patrimonio de las Administraciones Públicas dirigidos a conseguir la efectiva incorporación del citado inmueble al patrimonio de la Administración General del Estado".
La entidad conservacionista espera así que el Gobierno de España se haga con la efectiva propiedad de este bien público y mantenga en las debidas condiciones la singular capilla del siglo XVIII, que está protegida y catalogada por sus notables valores culturales.
La Asociación para la Conservación del Patrimonio de la Huerta de Murcia (Huermur) ha conseguido que el Ministerio de Hacienda y Función Pública, a través de la Dirección General de Patrimonio del Estado, inicie los trámites previstos en la Ley 33/2003 del Patrimonio de las Administraciones Públicas para recuperar la efectiva propiedad de este bien público en pleno centro de la ciudad.
Huermur solicitó a principios de verano a Patrimonio del Estado que recuperase la propiedad de la singular Ermita del Salitre o capilla del Vía Crucis en Murcia, tras conocer la sentencia del Tribunal Superior de Justicia de la Región de Murcia que determina que el propietario sería el ministerio de Defensa. En la misma resolución judicial se indica que "el Ayuntamiento, los ulteriores compradores de la parcela segregada y la Iglesia Católica han negado la titularidad y además han acreditado la ausencia de actos dominicales ni posesorios".
Hace pocos días Patrimonio del Estado ha remitido a Huermur un oficio indicando que "se han iniciado los trámites previstos en la Ley 33/2003 del Patrimonio de las Administraciones Públicas dirigidos a conseguir la efectiva incorporación del citado inmueble al patrimonio de la Administración General del Estado".
En este sentido, la entidad conservacionista espera así que el Gobierno de España se haga con la efectiva propiedad de este bien público y mantenga en las debidas condiciones la singular capilla del siglo XVIII, que está protegida y catalogada por sus notables valores culturales, pero que actualmente se está cayendo prácticamente a pedazos.
Así se ha pronunciado además el presidente de Huermur, Sergio Pacheco, señalando que: "Esta singular capilla del siglo XVIII, de la que no quedan ejemplos en la ciudad, acumula una gran cantidad de denuncias por su mal estado de conservación, y ha sido hasta incluida en la Lista Roja del patrimonio español en peligro", añadiendo que "esperamos que el Estado tenga más sensibilidad que el resto de administraciones públicas que durante años han visto impasibles como este bien de degradaba pese a las denuncias de Huermur, y finalmente se ponga en valor y se cuide como debe".
Un bien con mucha historia.
Se trata, señalan desde Huermur, de una capilla datada en el siglo XVIII y ligada a la cercana Real Fábrica de Salitre de Murcia, antiguo complejo industrial creado en 1654 por real orden de Felipe IV para proporcionar materia prima para la fabricación de pólvora. Tras una fuerte inundación, que arrastró todo el salitre y asoló la fábrica, esta fue trasladada a las nuevas instalaciones en Javalí Viejo. No obstante, se conservaron las viviendas de los militares que la dirigían, sus jardines y dicha capilla, la denominada «Capilla del Salitre», a la que acudían a oír misa los trabajadores de la fábrica y sus familias.
Esta está situada a pocos metros de la iglesia mudéjar de Santiago y formaba parte de las catorce estaciones del Vía Crucis, el cual fue establecido en 1598 por los monjes franciscanos descalzos del Convento de Santiago, y comenzaba en la Iglesia de San Miguel y terminaba en la del Calvario, situada en la Puerta de Castilla. Actualmente, es la última y única edificación en pie de estas catorce estaciones.
Este inmueble presenta un delicado estilo rococó con adornos en las ventanas, una enorme cruz en la fachada y un altar en el intercolumnio greco-romano, además de un Ecce Homo y una Dolorosa, así como interesantes pinturas de Muñoz Barberán.
Consta de tres partes diferenciadas: la portada, donde se enmarca la cruz latina rematada por un frontón triangular; una pequeña nave cubierta a dos aguas; y el ábside, de planta hexagonal, más alto que la nave, en donde se abren seis vanos decorados. La nave y el ábside se cubren con tela vidriada de color verde.