Que largos se han hecho los seis años en los que Joaquín Sabina no ha visitado nuestra ciudad. Así lo demostró el público que agotó las entradas de las dos fechas que el ubetense anunció en la capital de la mano de Murcia On e Ibolele producciones.
Contra todo pronóstico, volvió a la Plaza de toros de La Condomina, como él relató haciendo alusión a su caída y a la “puta” pandemia, interpretando en el inicio del concierto canciones como “Lo niego todo”, “Mentiras piadosas” y “Lágrimas de mármol”.
Algunas lágrimas también se vieron entre el público cuando mandó un fuerte abrazo a compañeros y amigos que ya no están y empezó a sonar “Por el boulevard de los sueños rotos” mientras se proyectaban imágenes de Chavela Vargas. Fue el primer momento emocionante de la noche ya que muchos asistentes se levantaron de sus localidades para bailar y cantar la canción para hacer retumbar toda la ciudad.
En el ecuador del concierto, Sabina presentó a toda su banda con un gran cariño y realizando un recorrido sobre su trayectoria dentro del mundo de la música, haciendo hincapié sobre como se cruzaron las carreras de todos los miembros.
Tras esta presentación, fue el turno para que Mara Barrios y Antonio Garcia de Diego hicieran cada uno la interpretación de un tema para que el cantante se retirara del escenario durante unos minutos. Cuando Garcia de Diego estaba cantando “La canción más hermosa del mundo” volvió a aparecer Joaquín sobre el escenario para terminar de deleitarnos con esta canción.
Tras este tema el público se volcó con una ovación descomunal que hizo que el cantante se emocionara notablemente, con los ojos cristalinos y sin poder hablar, agradeciendo con gestos al público todo su cariño.
Llegando al final de la noche toda la plaza estalló cuando empezó a sonar la canción “Princesa” en la que parecía la despedida, ya que toda la banda se colocó al frente del escenario e hizo el ademán de retirarse, pero de allí nadie se movía y pedían más Sabina.
Volvieron a salir a las tablas para interpretar “Contigo”, “Noche de boda” y, como no, “Y nos dieron las diez”.
Parecía que la noche había terminado cuando el cantautor cogió los platillos e hizo sonar “Pastillas para no soñar” con la que realmente provocó todo lo contrario, hacer soñar a las miles de almas que allí se encontraban.
Muchas gracias, Joaquín, la espera ha merecido la pena.