Tyrone Alcívar: "No vinimos a morir"

Ser inmigrante es una de las experiencias vitales más penosas que existen para un ser humano, la búsqueda del pan, del sustento, de la oportunidad... y, a la vez, edificante, en tanto que es un desafío en el que creces como persona, como ciudadano, como hombre para afrontar un destino que, por razones personales, políticas, sociales, se te negó y con el impulso vital, como siempre lo hizo el hombre antes de que las sociedades fueran sedentarias.

Ser inmigrante te convierte en un nómada, extraño después de unos años para los tuyos y extraño en la tierra que te acoge, y no siempre acogido, por quiénes habrían de hacerlo.

Así reza una máxima bíblica: "...habita la tierra que te es propia, de la sabiduría del creciente fértil, Israel supo pronto por la promesa de su Dios el don que era la tierra..."

Hace años que la matria España se mantiene equidistante con la acogida de los inmigrantes, quienes, a sol y a fuego, vamos al campo , a las fábricas, a los restaurantes, a buscar el sustento.

Valores propuso una iniciativa consistente, en dignificar y dar derechos, desde el primer día de residencia en España, a todo aquel inmigrante de procedencia hispana que viniera a buscar trabajo…lamentablemente la Mesa del Congreso, donde están todos los partidos políticos, la rechazó, dejando así imposible reconocer el vínculo hispano.

Hace años que esperamos se nos trate como hermanos, sin embargo, se nos trata como carne de obra, de cañón; y no por razones exclusivamente de odio o xenofobia: el miedo se quiere instalar en la vida política pero somos , lo que siempre ha sido la humanidad, mujeres y hombres valientes, que buscan un horizonte vital dónde podamos prosperar y ser reconocidos con dignidad y justicia, porque somos personas, la acogida real ha de ejercerse.

El papa Francisco dirigió unas palabras a nuestro presidente regional, hace pocos meses, señalando que " puedas mirar a los ojos a un hombre que te pidió un trabajo".

Todo ello y, a próposito, de la tremenda desgracia que nos ha golpeado a los murcianos de aquí y allende. Nadie cuestiona que el dolor nos une y esta Murcia querida es nuestra tierra. Por ello, quiero referir que ser inmigrante es doloroso: romper afectos, dejar casa, madre, padre hermanos familia, amigos y dejar nación, ciudad..., para adentrase en lo desconocido , en un comienzo que exige esfuerzo, compromiso lealtad, sinceridad, respeto... el mismo que tras el esbozo, pantomima, a ras de sainete se convirrtió la rueda de prensa que se produjo para manifestar, más que sensibilidad, un cierre de filas entre los políticos, su unión entre los equipos de gobierno anteriores y posteriores, sin respuestas, sin asumir responsabilidades y sin esbozar más que unidad en su tajada, evidenciando que todo quedó en gestos ambiguos y vergonzantes, un respeto institucional, que agrede la dignidad, y del que somos promesa y votos, manos de obra a sol y a fuego.

La comunidad hispana, la sociedad murciana en general, quiere respuestas, y no cabezas que cortar.

Queremos algo más que lo que se ha escenificado desde La Glorieta.

No somos ciudadanos de segunda somos hombres y mujeres en duelo, " y con el corazón destrozado".

No vinimos a morir, ya morimos cada día en añoranzas y en recuerdos, en experiencias y vivencias...

"igual que tú, yo sé soñar para vivir aquí mi eternidad..." , cantaba Georges Moustaki, en el extrajero… es de justicia que sepamos la verdad, insisto no vinimos a morir.

Tyrone Alcívar

Secretario Nacional Inmigración de Valores

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